domingo, 28 de junio de 2009

EVANGELIO domingo 28 Junio 2009

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Decimotercero Domingo del Tiempo Ordinario



San Irineo



Leer el comentario del Evangelio por San Pedro Crisólogo : «La niña no está muerta, está dormida»



Lecturas



Sabiduría 1,13-15.2,23-24. Porque Dios no ha hecho la muerte ni se complace en el perdición de los vivientes. El ha creado todas las cosas para que subsistan; las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas ningún veneno mortal y la muerte no ejerce su dominio sobre la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla.



Salmo 30,2.4.5-6.11.12.13. Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría. Escucha, Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor". Tú convertiste mi lamento en júbilo, me quitaste el luto y me vestiste de fiesta, para que mi corazón te cante sin cesar. ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!



San Pablo a los Corintios 2 8,7.9.13-15. Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad. Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad. En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. Así habrá igualdad, de acuerdo con lo que dice la Escritura: El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.



Marcos 5,21-43. Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva". Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados. Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré curada". Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?". Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?". Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido. Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad. Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad". Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?". Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que creas". Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme". Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba. La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate". En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que le dieran de comer.



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por



San Pedro Crisólogo (hacia406-450), obispo de Rabean, doctor de la Iglesia Sermón 34; CCL 24, 193s



«La niña no está muerta, está dormida»



Una lectura cualquiera del evangelio nos es de gran provecho tanto para la vida presente como para la vida futura. Pero todavía más el evangelio del día de hoy porque contiene la totalidad de nuestra esperanza y expulsa todo motivo de desesperanza... Un jefe de sinagoga acompaña a Cristo junto a su hija y, al mismo tiempo, da ocasión a una mujer que sufría pérdidas de sangre de ir al encuentro de Jesús... Cristo conocía lo que estaba por suceder y no podía ignorar que esta mujer iría a su encuentro. Es ella la que hace comprender al jefe de los judíos que Dios no tiene necesidad de desplazarse, que no es necesario indicarle el camino ni pedir su presencia física. Por el contrario, basta creer que Dios está presente en todas partes y que, donde sea, está allí con todo sus ser y para siempre. Que puede hacerlo todo sin esfuerzo, con tan sólo dar una orden, que manda su poder sin transportarlo; que con un mandato y sin mover la mano hace huir a la muerte; que devuelve la vida con sólo decidirlo, sin necesidad de recurrir a la medicina... Cristo, desde que llega a la casa y ve a la gente llorando como si la niña estuviera muerta, quiere hacer que sus corazones incrédulos lleguen a la fe. Puesto que pensaban que no se podía resucitar de entre los muertos con mayor facilidad que despertar a uno del sueño, Cristo declara que la niña está dormida y no muerta. Y sí, verdaderamente, para Dios la muerte es un sueño. Porque Dios hace volver un muerto a la vida en menos tiempo que un hombre saca a un dormido de su sueño... Escucha lo que dice el apóstol Pablo: «En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, los muertos resucitarán» 1Co 15,52)... Por otra parte, ¿cómo hubiera podido condensar en unas pocas palabras la rapidez de un acontecimiento en el cual el poder divino sobrepasa a la misma rapidez? ¿Cómo hubiera podido intervenir el tiempo en el don de una realidad eterna, no sometida al tiempo?




Los motivos por los cuales ponemos el EVANGELIO aquí son:

1.- Para que recuerdes que Dios te espera el domingo en misa.

2.- Para la gente que no puede ir a misa por enfermedad o causas de fuerza mayor.

3- Si lees el EVANGELIO cuando vayas a misa lo entenderás mejor, pues ya lo habrás leído por segunda ocasión.

4.- Si vas a misa y después lees el EVANGELIO aquí, recordaras lo que dijo el Padre.

5.- POR NINGUN MOTIVO ESTAS EXCENTO DE IR A MISA, SOLO POR CAUSAS DE FUERZA MAYOR O ENFERMEDAD FUERTE.

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sábado, 20 de junio de 2009

EVANGELIO domingo 21 Junio 2009

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Duodécimo Domingo del Tiempo Ordinario



San Luis Gonzaga



Leer el comentario del Evangelio por Catecismo de la Iglesia Católica : «¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»



Lecturas



Job 38,1.8-11. El Señor respondió a Job desde la tempestad, diciendo: ¿Quién encerró con dos puertas al mar, cuando él salía a borbotones del seno materno, cuando le puse una nube por vestido y por pañales, densos nubarrones? Yo tracé un límite alrededor de él, le puse cerrojos y puertas, y le dije: "Llegarás hasta aquí y no pasarás; aquí se quebrará la soberbia de tus olas".



Salmo 107(106),23-24.25-26.28-29.30-31. Los que viajaron en barco por el mar, para traficar por las aguas inmensas,
contemplaron las obras del Señor, sus maravillas en el océano profundo. Con su palabra desató un vendaval, que encrespaba las olas del océano: ellos subían hasta el cielo, bajaban al abismo, se sentían desfallecer por el mareo, Pero en la angustia invocaron al Señor, y él los libró de sus tribulaciones: cambió el huracán en una brisa suave y se aplacaron las olas del mar; entonces se alegraron de aquella calma, y el Señor los condujo al puerto deseado. Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas en favor de los hombres:



San Pablo a los Corintios 2 5,14-17. Porque el amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. Y él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así. El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente.



Marcos 4,35-41. Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por



Catecismo de la Iglesia Católica § 280, 288-292



«¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»



La creación es el fundamento de «todos los designios salvíficos de Dios», «el comienzo de la historia de la salvación» que culmina en Cristo. Inversamente, el misterio de Cristo es la luz decisiva sobre el misterio de la creación; revela el fin en vista del cual, «al principio, Dios creó el cielo y la tierra» (Gn 1,1): desde el principio Dios preveía la gloria de la nueva creación en Cristo (Rm 8, 18-23)... La revelación de la creación es inseparable de la revelación y de la realización de la Alianza del Dios único, con su Pueblo. La creación es revelada como el primer paso hacia esta Alianza, como el primero y universal testimonio del amor todopoderoso de Dios... «En el principio Dios creó el cielo y la tierra»... «En el principio existía el Verbo... y el Verbo era Dios... Todo fue hecho por él y sin él nada ha sido hecho» (Jn 1, 1-3). El Nuevo Testamento revela que Dios creó todo por el Verbo Eterno, su Hijo amado. «En Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra... todo fue creado por él y para él, él existe con anterioridad a todo y todo tiene en él su consistencia» (Col 1,16-17). La fe de la Iglesia afirma también la acción creadora del Espíritu Santo: él es el «dador de vida», «el Espíritu Creador», la «Fuente de todo bien». Insinuada en el Antiguo Testamento, revelada en la Nueva Alianza, inseparablemente una con la del Padre, es claramente afirmada por la regla de fe de la Iglesia: «Sólo existe un Dios...: es el Padre, es Dios, es el Creador, es el Autor, es el Ordenador. Ha hecho todas las cosas por sí mismo, es decir, por su Verbo y por su Sabiduría», «por el Hijo y el Espíritu» que son como «sus manos». La creación es obra común de la Trinidad.





Los motivos por los cuales ponemos el EVANGELIO aquí son:

1.- Para que recuerdes que Dios te espera el domingo en misa.

2.- Para la gente que no puede ir a misa por enfermedad o causas de fuerza mayor.

3- Si lees el EVANGELIO cuando vayas a misa lo entenderás mejor, pues ya lo habrás leído por segunda ocasión.

4.- Si vas a misa y después lees el EVANGELIO aquí, recordaras lo que dijo el Padre.

5.- POR NINGUN MOTIVO ESTAS EXCENTO DE IR A MISA, SOLO POR CAUSAS DE FUERZA MAYOR O ENFERMEDAD FUERTE.
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martes, 16 de junio de 2009

Rosario Vocacional

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Misterios, peticiones y oración de S.S. Juan Pablo II para el Rosario Vocacional



MISTERIOS Y PETICIONES VOCACIONALES


Misterios gozosos (Lunes y sábados)



1. La Anunciación del Ángel a la Virgen María y la Encarnación del Hijo de Dios.Pidamos a la Virgen que los jóvenes estén abiertos a la llamada de Dios y dispuestos a decirle Sí, como Ella.



2. La visitación de María a su prima Isabel.Oremos para que las personas consagradas sean signos de Jesucristo y Evangelio vivo en el servicio y amor al prójimo.



3. El nacimiento de Jesús en Belén.Oremos para que Jesús siga naciendo hoy en el corazón de los fieles, por la palabra y el testimonio de los sacerdotes.



4. La purificación de María Santísima y la presentación del Niño Jesús en el Templo.Pidamos para que los padres acojan como un regalo de Dios, la posible vocación sacerdotal o consagrada de sus hijos.



5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo.Oremos a Dios, por intercesión de la Virgen, para que los seminaristas sean fieles a su vocación y se formen bien.



Misterios luminosos

(Jueves)



1. El Bautismo de Jesús en el Jordán.Oremos para que todos los cristianos vivamos la vocación a la santidad, como fruto de nuestro Bautismo.



2. Las bodas de Caná. Pidamos a María para que los esposos vivan fielmente su vocación matrimonial y hagan de su hogar una Iglesia doméstica.



3. La predicación de Jesús y la llamada a la conversión. Oremos para que no falten en la Iglesia sacerdotes que prediquen el Evangelio y administren el Sacramento del perdón.



4. La Transfiguración del Señor. Pidamos por la vida contemplativa, y para que todos los cristianos descubramos en la oración, la belleza del seguimiento de Jesús.



5. La Institución de la Eucaristía en la Última Cena. Oremos por la santidad de los sacerdotes, para que imiten en su vida lo que realizan en la Eucaristía.



Misterios dolorosos

(Martes y viernes)



1. La oración de Jesús en el huerto de los Olivos.Pidamos para que busquemos siempre en nuestras vidas la voluntad de Dios con generosidad y fortaleza.



2. La flagelación del Señor.Pidamos por las personas consagradas que sufren persecución, por ser fieles testigos de Jesús en la palabra y en las obras.



3. La coronación de espinas.Oremos para que descubramos el rostro doliente de Cristo en los pobres y necesitados, y haya jóvenes que consagren la vida a su servicio.



4. Jesús con la Cruz a cuestas.Pidamos para que los jóvenes de hoy escuchen la llamada de Jesús a tomar la cruz de cada día y a seguirle.



5. La Muerte de Cristo en la cruz.Oremos para que Dios conceda una buena ancianidad y una santa muerte, a cuantos han entregado su vida al servicio del Evangelio.



Misterios gloriosos

(Miércoles y domingos)



1. La Resurrección de Jesucristo.Pidamos a la Virgen que los sacerdotes y las personas consagradas, con su alegría y esperanza, den testimonio de Cristo resucitado.



2. La Ascensión del Señor al cielo.Oremos para que los jóvenes de hoy busquen el sentido de la vida y la verdadera felicidad, que es Dios revelado en Jesucristo.



3. La venida del Espíritu Santo.Pidamos a la Virgen que cuide de los que se preparan en los seminarios para ser apóstoles de su Hijo, y reciban con abundancia los dones del Espíritu Santo.



4. La Asunción de María al cielo en cuerpo y alma a los cielos.Roguemos a María que los sacerdotes y las personas consagradas, vivan con fidelidad y gozo la castidad consagrada.



5. La Coronación de María como Reina de todo lo creado.Pidamos a María para que todos los cristianos, laicos, sacerdotes y vida consagrada, colaboremos en la construcción del Reino de Dios, cada cual según su vocación.



Oración a la Virgen por las Vocaciones



"María, humilde sierva del Altísimo,

el Hijo que engendraste te ha hecho sierva de la humanidad.


Tu vida ha sido un servicio humilde y generoso:

has sido sierva de la Palabra cuando el Ángel

te anunció el proyecto divino de la salvación.


Has sido sierva del Hijo, dándole la vida

y permaneciendo abierta al misterio.


Has sido sierva de la Redención,

permaneciendo valientemente al pie de la Cruz,

junto al Siervo y Cordero sufriente,

que se inmolaba por nuestro amor.


Has sido sierva de la Iglesia, el día de Pentecostés

y con tu interseción continúas generándola en cada creyente,

también en estos tiempos nuestro, difíciles y atormentados.


A tí, Joven Hija de Israel, que has conocido la turbación del corazón joven

ante la propuesta del Eterno,

dirijan su mirada con confianza los jóvenes del tercer milenio.


Hazlos capaces de aceptar la imitación de tu hijo

a hacer de la vida un don total para la gloria de Dios.


Hazles comprender que servir a Dios satisface al corazón,

y que sólo en el servicio de Dios y de su Reino

nos realizamos según el divino proyecto

y la vida llega a ser himno de gloria a la Santísima Trinidad.


Amén". (S.S. Juan Pablo II)










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domingo, 14 de junio de 2009

EVANGELIO domingo 14 Junio 2009

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El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Corpus Christi) - Solemnidad



Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo Santa Digna



Leer el comentario del Evangelio por Himno antiguo para el Sábado Santo : « Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos »



Lecturas



Exodo 24,3-8. Moisés fue a comunicar al pueblo todas las palabras y prescripciones del Señor, y el pueblo respondió a una sola voz: "Estamos decididos a poner en práctica todas las palabras que ha dicho el Señor". Moisés consignó por escrito las palabras del Señor, y a la mañana siguiente, bien temprano, levantó un altar al pie de la montaña y erigió doce piedras en representación a las doce tribus de Israel. Después designó a un grupo de jóvenes israelitas, y ellos ofrecieron holocaustos e inmolaron terneros al Señor, en sacrificio de comunión. Moisés tomó la mitad de la sangre, la puso en unos recipientes, y derramó la otra mitad sobre el altar. Luego tomó el documento de la alianza y lo leyó delante del pueblo, el cual exclamó: "Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho". Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas".



Salmo 116(115),12-13.15-16.17-18. ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor. ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor. Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo,



Hebreos 9,11-15. Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. El, a través de una Morada más excelente y perfecta que la antigua -no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado- entró de una vez por todas en el Santuario, no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos así una redención eterna. Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente! Por eso, Cristo es mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los hombres, a fin de que, habiendo muerto para redención de los pecados cometidos en la primera Alianza, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida.



Marcos 14,12-16.22-26. El primer día de la fiesta de los panes Acimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?". El envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: '¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?'. El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario". Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua. Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen, esto es mi Cuerpo". Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: "Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos. Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios". Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos.



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por



Himno antiguo para el Sábado Santo Borgia, Frammenti eucaristici antichissimi, p. 46-50



« Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos »



Hoy, sobre el altar hemos contemplado a nuestro Señor Jesucristo. Hoy, hemos sido alimentados con el carbón de fuego, a la sombra del cual cantan los Querubines (Is 6,2s). Hoy hemos oído la voz poderosa y suave que nos dice: Este cuerpo quema las espinas de los pecados, ilumina el alma de los hombres. Este cuerpo ha sido tocado por la mujer que padecía flujos de sangre y ha sido curada de su enfermedad. Este cuerpo, con sólo verlo, curó a la hija de la Cananea. Este cuerpo, la pecadora, con todo el ardor de su alma se acercó a él y fue liberada del barro de sus pecados. Este cuerpo, lo tocó Tomás y lo reconoció exclamando: «Mi Señor y mi Dios» Este cuerpo, grande y muy alto, es el fundamento de nuestra salvación. Antaño, el que es el Verbo y la Vida nos declaró:«Esta sangre ha sido derramada por vosotros y entregada para la remisión de los pecados. Hemos bebido, amados míos, la sangre santa e inmortal. Hemos bebido, amados míos, la sangre que fluyó del costado del Señor, que cura toda enfermedad, que libera a todas las almas. Hemos bebido la sangre con la que hemos sido rescatados. Hemos sido comprados e instruidos, hemos sido iluminados. ¡Mirad, hermanos, qué cuerpo hemos comido! ¡Mirad, hijos, qué sangre nos ha embriagado! Mirad la alianza pactada con nuestro Dios, por miedo a enrojecer en el día terrible, en el día del juicio (cf 1C 11,29). ¿Quién está en condiciones de glorificar el misterio de la gracia?Hemos sido juzgados dignos de participar del don. Vigilémonos hasta el fin a fin de poder escuchar su voz bendita, dulce y santa: «Venid, benditos de mi Padre, recibid en herencia el reino preparado para vosotros» (Mt 25,34)... Amados míos, celebramos las maravillas del bautismo de Jesús (cf Mc 10,38), su santa y vivificante resurrección,por la que el mundo ha recibido la salvación. Aguardamos todos la dichosa realizaciónpor la gracia y la benevolencia de nuestro Señor Jesucristo:a él sean dadas la gloria, el honor y la adoración.






Los motivos por los cuales ponemos el EVANGELIO aquí son:

1.- Para que recuerdes que Dios te espera el domingo en misa.

2.- Para la gente que no puede ir a misa por enfermedad o causas de fuerza mayor.

3- Si lees el EVANGELIO cuando vayas a misa lo entenderás mejor, pues ya lo habrás leído por segunda ocasión.

4.- Si vas a misa y después lees el EVANGELIO aquí, recordaras lo que dijo el Padre.

5.- POR NINGUN MOTIVO ESTAS EXCENTO DE IR A MISA, SOLO POR CAUSAS DE FUERZA MAYOR O ENFERMEDAD FUERTE.
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domingo, 7 de junio de 2009

EVANGELIO domingo 07 Junio 2009

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La Santísima Trinidad



Santísima Trinidad San Pedro , La Santísima Trinidad



Leer el comentario del Evangelio por San Ireneo de Lión : «Bautizad en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo»



Lecturas



Deuteronomio 4,32-34.39-40. Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante. ¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir?. ¿O qué dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?. Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios - allá arriba, en el cielo y aquí abajo, en la tierra - y no hay otro. - Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.



Salmo 33(32),4-5.6.9.18-19.20.22. Porque la palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. La palabra del Señor hizo el cielo, y el aliento de su boca, los ejércitos celestiales; porque él lo dijo, y el mundo existió, él dio una orden, y todo subsiste. Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. Nuestra alma espera en el Señor; él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti.



San Pablo a los Romanos 8,14-17. Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir, ¡Padre! El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él.



Mateo 28,16-20. Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron.



Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por



San Ireneo de Lión (hacia 130-hacia 208), obispo, teólogo y mártir Demostración de la predicación apostólica, 6-8



«Bautizad en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo»



Mirad cuál es la regla de nuestra fe, la que funda nuestro edificio, la que da firmeza a nuestra forma de comportarnos. Primero: Dios Padre, increado, ilimitado, invisible; Dios uno, creador del universo; este es el primer artículo de nuestra fe. Segundo artículo: el Verbo de Dios, Hijo de Dios, Jesucristo, nuestro Señor; fue revelado a los profetas de acuerdo con el género de sus profecías y según el designio del Padre; todo fue hecho por medio de él; al final de los tiempos, para recapitular todas las cosas, se dignó hacerse hombre entre los humanos, visible, palpable, y así destruir la muerte y hacer aparecer la vida y obrar la reconciliación entre Dios y el hombre. Y el tercer artículo: el Espíritu Santo; por medio de él han profetizado los profetas, nuestros padres han conocido las cosas de Dios y los justos han sido guiados por los caminos de la justicia; al final de los tiempos fue derramado de una manera nueva sobre los hombres a fin de ser renovados por Dios en toda la tierra. Por eso el bautismo de nuestro nuevo nacimiento está colocado bajo el signo de estos tres artículos. Dios Padre nos lo concede en vistas a nuestro nuevo nacimiento en el Hijo por medio del Espíritu Santo. Porque los que llevan en ellos el Espíritu Santo son conducidos al Verbo que es el Hijo, y el Hijo los conduce al Padre, y el Padre nos concede la inmortalidad. Sin el Espíritu es imposible ver al Verbo de Dios, y sin el Hijo nadie puede acercarse al Padre. Porque el conocimiento del Padre, es el Hijo, el conocimiento del Hijo se hace a través del Espíritu Santo, y el Hijo da el Espíritu según el Padre quiere.






Los motivos por los cuales ponemos el EVANGELIO aquí son:

1.- Para que recuerdes que Dios te espera el domingo en misa.

2.- Para la gente que no puede ir a misa por enfermedad o causas de fuerza mayor.

3- Si lees el EVANGELIO cuando vayas a misa lo entenderás mejor, pues ya lo habrás leído por segunda ocasión.

4.- Si vas a misa y después lees el EVANGELIO aquí, recordaras lo que dijo el Padre.

5.- POR NINGUN MOTIVO ESTAS EXCENTO DE IR A MISA, SOLO POR CAUSAS DE FUERZA MAYOR O ENFERMEDAD FUERTE.
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miércoles, 3 de junio de 2009

Vacaciones ¿con o sin Dios?

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Ver el verano sólo como un momento de relax lleno de tentaciones es injusto para con nosotros mismos y para con el mismo Dios




El bañador, las gafas de sol, una novela de intriga, una revista de crucigramas, algo de ropa (no mucha), desodorante, colonia... Todo entra en la maleta, antes de salir, por fin, de vacaciones.



Todo... Bueno, algo tiene que quedarse en casa. Miramos a la estantería y salta, ante nuestros ojos, una Biblia. ¿La llevamos? Una voz nos susurra: "pesa mucho, además, vas de vacaciones, para disfrutar y descansar, que te lo mereces..."



Existe el peligro de vivir el tiempo de verano como si Dios no existiese, como si la fe cristiana fuese sólo para los días ordinarios, para el trabajo, cuando los familiares, conocidos y amigos clavan sus ojos en nosotros y siguen cada uno de nuestros movimientos. Las vacaciones, piensan algunos, se viven para olvidar deberes pesados, responsabilidades difíciles, normas oprimentes. Incluso hay quienes olvidan o quieren olvidar esa lista de mandamientos que Dios nos dio por medio de Moisés y que marcan nuestro camino de fidelidad a Cristo. Buscan hacer "vacaciones de Dios", o, incluso, mandan a Dios "de vacaciones" para poder disfrutar unos días según lo que se les antoje en cada momento.



El cristiano, sin embargo, no puede tomarse vacaciones de sus compromisos espirituales. Pensar en el verano como una especie de tiempo sin ley, donde uno se echa unas cuantas canas al aire y se permite películas, bailes o bebidas que pueden ser peligrosas, es simplemente no entender el tesoro tan estupendo que llevamos entre manos. No es justo arriesgarse a perder, en unos días, la amistad con Dios que llamamos "estado de gracia".



La vida cristiana, no lo olvidemos, es el tesoro más grande que Dios nos ha dado. Implica vivir según las bienaventuranzas, pensar en los demás, ayudar a los pobres, ser fieles a los compromisos familiares y sociales. El verano no puede ser un paréntesis, un momento en el que dejemos volar los instintos a donde nos lleven, incluso tal vez a algún que otro pecado grave.



No pensemos sólo en el campo sexual, donde ya de por sí somos tentados durante casi todo el año. También se puede aplicar al verano la parábola del pobre Lázaro a las puertas del rico (que llamamos, ya por costumbre, Epulón): habrá algún necesitado que nos pida ayuda, y el pensar en los otros vale también cuando uno está en la playa o en la montaña. Igualmente, hay vírgenes necias que, en verano, son sorprendidas por la llegada del esposo, y no tienen aceite en sus alcuzas. La muerte no avisa, y no es de psicóticos estar preparados al encuentro del Señor. Y los dones que Dios nos ha dado (salud, alegría, optimismo, energías físicas y espirituales) no son para ser guardados durante las semanas de descanso: también nos pueden pedir cuenta de lo que hayamos hecho o dejado de hacer con ellos estos días en los que alguno se siente con más ganas de acariciar las sábanas que de dedicarse a ayudar a la familia en las pequeñas cosas de todos los días (también en verano).



Pero ver el verano sólo como un momento de relax lleno de tentaciones es injusto para con nosotros mismos y para con el mismo Dios. Cuando disponemos de más tiempo libre, cuando los momentos de descanso son abundantes, podemos dedicarnos con mayor serenidad a tantas actividades que embellecen el corazón, que nos acercan a Dios. El Papa Juan Pablo II nos lo decía en sus palabras del domingo 6 de julio de 2003, cuando expresaba su deseo de que "sea provechoso el descanso veraniego para crecer espiritualmente".



Ir un rato a una iglesia o al cementerio más cercano para rezar, sin prisas, sin relojes. Pasear los ojos en las plantas con las que Dios nos permite asomarnos a su imaginación inagotable. Escuchar con esperanza los gritos de unos niños que luchan por mantener en pie, frente a las olas, un castillo de arena frágil como la vida de cada hombre y mujer en este planeta de emociones y sorpresas. Seguir con la mirada el vuelo de un murciélago que todas las tardes busca y consigue la comida para su existencia efímera. Mil oportunidades nos permiten reflexionar sobre tantas cosas importantes: nuestra familia, nuestras amistades, nuestros sueños más profundos, quizá aún irrealizados...



Acabamos de preparar la maleta. Quizá no hubo espacio para la Biblia gruesa, pesada, más de adorno que de lectura. Pero pudimos apretar, entre un pijama y unos pantalones de paseo, un pequeño Evangelio o una "Imitación de Cristo". Tendremos pequeños momentos para volver a leer verdades que nos salvan, que nos ponen ante lo único necesario. Cuando cada domingo, en la playa o en la montaña, busquemos una iglesia para ese encuentro deseado con Cristo en la Misa, podremos decirle que este verano, de verdad, no hemos hecho unas vacaciones sin Dios.



A El lo invitamos, el primero, a vivir unos días de emociones y de descanso, estos días de vacaciones. Un descanso que será eterno y feliz, si acogemos su amor, cuando nos llame, un día cualquiera, en el trabajo o, por sorpresa, en un día de vacaciones vividas, esperamos, entre sus brazos de Padre bueno.








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