domingo, 15 de noviembre de 2009

EVANGELIO domingo 15 Noviembre 2009



Trigésimotercero Domingo del Tiempo Ordinario


San Alberto Magno


Leer el comentario del Evangelio por Cardenal John Henry Newman : El ejemplo de la higuera


Lecturas


Daniel 12,1-3. En aquel tiempo, se alzará Miguel, el gran Príncipe, que está de pie junto a los hijos de tu pueblo. Será un tiempo de tribulación, como no lo hubo jamás, desde que existe una nación hasta el tiempo presente. En aquel tiempo, será liberado tu pueblo: todo el que se encuentre inscrito en el Libro.


Y muchos de los que duermen en el suelo polvoriento se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el horror eterno. Los hombres prudentes resplandecerán como el resplandor del firmamento, y los que hayan enseñado a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por los siglos de los siglos.


Salmo 16,5.8.9-10.11. El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte! Tengo siempre presente al Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré. Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás la Muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro. Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.


Hebreos 10,11-14.18. Cada sacerdote se presenta diariamente para cumplir su ministerio y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios, que son totalmente ineficaces para quitar el pecado.


Cristo, en cambio, después de haber ofrecido por los pecados un único Sacrificio, se sentó para siempre a la derecha de Dios, donde espera que sus enemigos sean puestos debajo de sus pies.


Y así, mediante una sola oblación, él ha perfeccionado para siempre a los que santifica.


Y si los pecados están perdonados, ya no hay necesidad de ofrecer por ellos ninguna oblación.


Marcos 13,24-32. En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán.


Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria.


Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte.


Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.


Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta.


Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.


En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


Leer el comentario del Evangelio por


Cardenal John Henry Newman (1801.1890), presbítero, fundador de comunidad religiosa, teólogo. «El mundo invisible (La Palabra)PPS, IV, 13


El ejemplo de la higuera


Una sola vez al año, pero, ciertamente una vez, el mundo que vemos, hace estallar sus fuerzas secretas y, en cierta manera, él mismo revela qué es. Entonces, aparecen las hojas, los árboles frutales y las flores se abren, crecen la hierba y el trigo. De repente de percibe un impulso y un estallido de la vida escondida que Dios ha puesto en el mundo material. Pues bien, esto nos sirve como un ejemplo de lo que el mundo es capaz siguiendo el mandato del Señor. Esta tierra... un día estallará en un mundo nuevo de luz y de gloria en la cual veremos a los santos y a los ángeles. Sin la experiencia que se ha tenido de lo que ha sido una primavera precedente, ¿quién podría pensar, quién podría concebir dos o tres meses antes cuando el rostro de la naturaleza parecía muerta, que podía llegar a ser tan espléndida y tan variada?... Lo mismo ocurre con esta primavera eterna que esperan todos los cristianos; llegará aunque se demore. Esperémosla, porque «ciertamente vendrá y no tardará» (Hb 10,37). Por eso decimos cada día: «¡Venga a nosotros tu reino!» Que quiere decir: «Resplandece Señor, tú que te sientas sobre querubines. Restáuranos, que brille tu rostro y nos salve» (cf Sl 79,2-3).



FUENTE: http://www.evangeliodeldia.org/


Los motivos por los cuales ponemos el EVANGELIO aquí son:


1.- Para que recuerdes que Dios te espera el domingo en misa.


2.- Para la gente que no puede ir a misa por enfermedad o causas de fuerza mayor.


3- Si lees el EVANGELIO cuando vayas a misa lo entenderás mejor, pues ya lo habrás leído por segunda ocasión.


4.- Si vas a misa y después lees el EVANGELIO aquí, recordaras lo que dijo el Padre.


5.- POR NINGUN MOTIVO ESTAS EXCENTO DE IR A MISA, SOLO POR CAUSAS DE FUERZA MAYOR O ENFERMEDAD FUERTE.


1 comentarios:

tengofe on 15 de noviembre de 2009, 11:48 dijo...

khhiiil

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